Después de varios meses de idas y venidas, hace unos días se deslizaba por fin la gran noticia en los medios: la moción de censura en Rincón de la Victoria es inminente. Tras más de 15 años de duros enfrentamientos en lo personal y en lo político, Francisco Salado y José María Gómez Muñoz, alias ‘Pepín’, llegaban a un acuerdo para, según ellos, salvar a nuestro municipio de la parálisis y el caos, erigiéndose, tras una larga campaña de desprestigio al actual equipo de Gobierno, en adalides del orden en Rincón de la Victoria (de un orden que es el suyo propio, añado yo, y que se mide con el beneficio de unos pocos en perjuicio de la mayoría de los vecinos). Sin embargo, cuando el acuerdo estaba ya sobre la mesa a falta de la firma ante notario, ha surgido un último escollo: el concejal de Ciudadanos, Óscar Campos, solicita entrar a formar parte del nuevo Gobierno “para fiscalizar la labor que llevarían a cabo el Partido Popular y el Partido Andalucista”. Y lo pide a sabiendas de que las directrices de su partido a este respecto son bastante claras: sus concejales y diputados no pueden entrar en gobiernos que no presidan.
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