El escándalo de los regadíos ilegales de subtropicales le explota en la cara a Salado en plena campaña electoral

Los más de 250 pozos ilegales para regar subtropicales en la Axarquía que ha detectado el Servicio de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil entran de lleno en la campaña electoral que inicia esta noche su andadura. El alcalde de Rincón de la Victoria y presidente de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Salado (PP), no sólo desoyó durante años las denuncias por parte de colectivos ecologistas, sino que ha promovido e impulsado este tipo de cultivos por toda la provincia.

Organizaciones como Ecologistas en Acción llevan más de una década advirtiendo del colapso hídrico al que el cultivo de subtropicales como el mago y el aguacate estaban conduciendo a la Axarquía. Su presidente, Rafael Yus, incluso participó en alguna jornada en Rincón de la Victoria. Lejos de atender a los expertos, Salado apostó por replicar el desarrollo de cultivos subtropicales a otros puntos de la geografía malagueña, con el objetivo de aumentar el potencial agrícola de la provincia (Foto superior: el alcalde de Málaga Francisco de la Torre, Francisco Salado y el entonces presidente del PP de Málaga, Elías Bendodo en un acto de Diputación en 2019. – Diputación de Málaga)

Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo por el Seprona dibujan una realidad bien distinta: según sus pesquisas, el daño al dominio público hidráulico podría ascender a 10 millones de euros. La cifra es desoladora, pues de los 299 aprovechamientos (pozos, sondeos o balsas) inspeccionados, más de 250 son ilegales.

Se trata de una práctica continuada en el tiempo y que, pese a lo promovido por Salado, constata las denuncias de Ecologistas en Acción. Más de 222 hectáreas de terreno habrían estado utilizando agua sin autorización, demostrándose así lo inapropiado de este tipo de cultivo para este terreno.

Precisamente las obras de emergencia que están llevándose a cabo en Rincón de la Victoria y que han paralizado la hostelería durante la Semana Santa propiciando las protestas de los empresarios, están dirigidas a redirigir nuevos caudales de agua para regadíos de subtropicales.

Dudoso rigor científico

Apenas unas semanas antes de que estallase el escándalo de los regadíos ilegales en la Axarquía, desde la Diputación Salado volvía a salir en defensa del cultivo de subtropicales. Tal y como compartió el gabinete del ente provincial en una nota de prensa, el alcalde de Rincón de la Victoria demandó «superar los prejuicios y estudiar los temas con rigor, con objetividad y desde el punto de vista científico», asegurando que «al estudiar la huella hídrica del aguacate malagueño se ha comprobado que es la mitad de lo que se estimaba, de modo que apenas se necesitan 315 litros para producir un kilo de aguacates«.

Tres años antes, la propia Organización Mundial del Aguacate (WAO, siglas en inglés), publicó un estudio en el que presumía de que gracias a los últimos avances en el cultivo del aguacate, la cantidad agua necesaria para producir un kilo se había reducido a 700 litros, el doble de lo expuesto por el presidente de la Diputación.

Salado y los 315 litros a los que hacía referencia, en realidad, proviene de una certificación medio ambiental otorgada por SGS a Trops, el gigante comercializador de aguacates y mangos. La suiza SGS (Société Générale de Surveillance) es una empresa auditora cuyos trabajos ya han estado en entredicho en alguna ocasión. De hecho, en España fue sonado el caso de  Norfor, empresa propiedad del Grupo Ence, cuyas plantaciones de eucalipto recibieron Certificado Forestal Sostenible (FSC).

Numerosos colectivos ecologistas, desde Greenpeace a Amigos de la Tierra, denunciaron «un proceso de auditoría lleno de irregularidades por parte de SGS y con una absoluta falta de transparencia». Tras una segunda auditoría a cargo de los Servicios de Acreditación del FSC, éstos acreditaron los graves defectos de la auditoría de SGS y la opacidad por parte de Norfor. En consecuencia, la empresa perdió el certificado para sus plantaciones de eucalipto, que, como sucede con los subtropicales, requiere un alto consumo y favorece la desecación de acuíferos.