Historias de precariedad (I)

Arrancamos hoy una serie de artículos en los que se exponen historias en primera persona de vecinas y vecinos de Rincón de la Victoria que, en algún momento de su vida, se han visto obligad@s a trabajar en situaciones fraudulentas o de precariedad en el municipio. Trabajar sin contrato o contratad@s por menos horas de las reales, sin Seguridad Social, pagados en B, con sueldos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional… Estas son las historias de Rincón:
«Con 18 años recién cumplidos encontré trabajo en un restaurante muy conocido, cerca de la parada de taxis de Rincón, que hace mucho tiempo que cambió de nombre. Mi labor iba a ser tirar la basura, fregar platos, ordenar botellas vacías, osea, trabajos en los que no estaría cara al público y por lo que no me iban a asegurar.
Dado que me hacía mucha falta el trabajo, acabé aceptando y me incorporé para la campaña de verano. Al cabo de unas pocos de días, lo que era un trabajo a escondidas acabó siendo un camarero más de la plantilla que trabajaba en negro de 10:00 a 17:00 y de 18:00 a 00:00 como mínimo.
Cuando terminó el verano, tomando unas copas de despedida con parte de la plantilla, pude saber que yo era el trabajador que menos cobraba en el restaurante, en concreto casi el 50% menos. 600 euros trabajando 13 horas al día, descansando sólo el lunes… me sale la hora a 1,77 euros.
Jamás volví a trabajar en este negocio y me quedo con la mala experiencia».
¿Te sientes identificado o identificada con este testimonio? Si es así, comparte tu experiencia con el resto. Envíanos tu historia a través del formulario de contacto de Arrinconados o escribiendo a arrinconadosblog@gmail.com