La privatización de EMMSA trae conflicto colectivo sin mejora de la limpieza viaria

Tras la privatización del servicio municipal de limpieza, concretamente, el relativo a la recogida de residuos y la limpieza viaria adjudicado a FCC, la situación de la plantilla ha empeorado notablemente. La vulneración de los derechos laborales que sufre la plantilla, según denuncia el comité de empresa, sumado al incumplimiento de los anuncios de baldeo que denunció la oposición en el último pleno de julio, ponen en duda la bonanza de esa privatización del servicio con un sobrecoste de unos dos millones de euros anuales, a los que habría que costar la relativa a la limpieza de los edificios municipales.
El comité de empresa denuncia incumplimientos en las subidas salariales pactadas, así como la rigidez por parte de la empresa que no ha tenido a bien aceptar las demandas de la plantilla. Después de que desde el Ayuntamiento no sólo se desentendiera el equipo de gobierno, sino que el concejal responsable, Borja Ortiz (PP), cargara contra los trabajadores durante el pleno municipal del mes de mayo, el comité de empresa se ha visto abocado al conflicto colectivo, avistando en el horizonte acudir a los tribunales.
Las bonanzas de la privatización no se perciben, ni en la mejora de la limpieza, que continúa precisando un incremento de la plantilla que no llega, ni con la mejora de la maquinaria. En el primero de los casos, el refuerzo estival de trabajadores ha sido similar al que ya venía haciendo la extinta EMMSA cuando estaba coparticipada por el Ayuntamiento y la propia FCC.

La vecindad intenta ser cívica, pero la basura se acumula en las papeleras cuya frecuencia de vaciado es insuficiente.
En cuanto a la maquinaria, que por contrato la empresa adjudicataria ha de modernizar, tan sólo han llegado hasta la fecha dos barredoras de segunda mano en régimen de alquiler, según apuntan fuentes del comité de empresa. Buena parte de los vehículos que utiliza la empresa carecen de aire acondicionado lo que en las horas de máximo calor dificulta la labor de los trabajadores.

Algunas de las zonas residenciales de los núcleos alejados del centro se enfrentan a situaciones de suciedad extrema.
En cuanto a la operativa diaria, estas mismas fuentes del comité sostienen que «no se ha producido mejora»; de hecho, ha sido preciso reajustar cambios introducidos inicialmente, como el baldeo de calles de madrugada, con el perjuicio ocasionado a la vecindad por el ruido. En esta misma línea, en lugar de apostar por un incremento de la plantilla, FCC ha alargado los recorridos de los barrenderos, algo que está siendo analizado por el comité de empresa para comprobar su viabilidad, no sólo por la carga de trabajo que supone en la temporada estival sino por el aumento de las temperaturas.
Como resultado, las quejas vecinales, especialmente en las zonas residenciales más alejadas del centro de Rincón de la Victoria, se multiplican, tanto en lo que se refiere a la frecuencia del vaciado de las papeleras como al estado de la red viaria. De hecho, de los 844 avisos sobre limpieza que la ciudadanía ha realizado en los últimos 12 meses a través de la aplicación municipal, el 69% ni siquiera se ha revisado.

A pesar de que la mejora de la limpieza era el pretexto para la privatización, el Ayuntamiento sólo ha revisado el 31% de los avisos vecinales de limpieza en los últimos doce meses.
Los trabajadores lamentan que «el Ayuntamiento se haya quedado al margen» y atribuyen la rigidez de FCC al resto de contratos de privatización similares que mantiene con otros ayuntamientos, como es el caso de Torrox: «si cede con nosotros, tiene que ceder con el resto», lo que haría menguar sus beneficios.