Los vecinos se movilizan ante el silencio administrativo municipal

Esta es la historia de unos vecinos que no se conformaron con el silencio administrativo del Ayuntamiento, que no quisieron que la suciedad y los rastrojos se apoderaran de su día a día. Esta es la historia de Clara y sus vecinos, que un buen día formaron una cuadrilla vecinal y terminaron por hacer lo que sintieron que debía haber hecho el Consistorio con sus impuestos y no hizo.
Lo contamos en exclusiva en el último número de Así Es Rincón de la Victoria. Clara y sus vecinos del conjunto Amatista en la urbanización La Esmeralda -detrás del antiguo restaurante de la Cueva del Tesoro- estaban hartos de ver cómo la parcela municipal que hay delante de sus casas sufriera el más absoluto de los abandonos. «Nosotros pagamos nuestros impuestos, como cualquier otro vecino y queremos tener los mismos servicios», se lamentan. La «desidia municipal» fue tal que, incluso, una farola completamente podrida por su base (imagen superior) le cayó encima a una mujer que paseaba a su perro, golpeándole en el brazo, cuentan.
Clara, una de las promotoras de la cuadrilla vecinal, recuerda que después de muchas llamadas y escritos, «justo antes de las elecciones municipales de 2015, apareció todo un arsenal de camiones y limpiaron la parcela«. Fue la última vez que apareció por allí algún operario del Ayuntamiento, se lamenta. Desde entonces, las llamadas y los escritos se han sucedido, denunciando la existencia de ratas, de restos de poda que nunca se recogieron, de bolsas de excrementos de perros… Y nada.
Clara cuenta el mareo burocrático al que han sido sometidos: «de EMVIRIA nos enviaron a Medio Ambiente y allí, nuestras solicitudes se perdieron en el laberinto burocrático». Arrinconados preguntó al concejal de Medio Ambiente, José Mª Gómez Muñoz (PA), que asegura que jamás recibió comunicación alguna. El edil de PA reclama que «lo primero que tiene que hacer es presentar un escrito, porque a mi área no ha llegado nada».
Sin embargo y tal y como se puede apreciar en la imagen superior, ya se enviaron escritos; el adjunto, fechado el 15 de septiembre, cuando Gómez Muñoz era responsable tanto de EMVIRIA como de EMMSA bajo el paraguas de Medio Ambiente. Pero al conjunto Amatista no acudió nadie.
La culpa fue del cactus

Clara mirando al cactus ‘culpable’ de la cuadrilla, trabajando al fondo.
Durante la jornada de limpieza, en la que una decena de vecinos llevó sus propias herramientas para limpiar, podar, desbrozar… Clara no podía ocultar su alegría, su orgullo, su ilusión. «Muchos vecinos decían que esto no iba a servir de nada», recuerda, «pero lo que no sirve de nada es quedarse con los brazos cruzados».
La culpa fue de un cactus. Un buen día, Clara paseaba con sus perros y al retirar la maleza seca del muro que les separa del antiguo restaurante de la Cueva del Tesoro, descubrió un cactus parecido al que tiene en su patio. «Es un cactus que saca unas lindas flores, muy bonitas, aunque duran muy poco», comenta. Aquel cactus fue el detonante de todo, aquel cactus oculto entre los rastrojos secos fue lo que propició que surgiera espontáneamente una cuadrilla de vecinos, que culminara en una jornada de duro trabajo y mucha solidaridad que dejó la parecela limpia, como si hubieran pasado los operarios municipales. Esos que no pasaron.