Pese a la sequía, el Ayuntamiento deja sin revisar el 30% de las incidencias de abastecimiento

El verano pasado Málaga estuvo al borde del decreto de sequía y el agua las duchas en las playas de Rincón de la Victoria tuvo que ser cortada. Pese a esta dramática situación que previsiblemente no cambiará  el próximo verano, en los últimos doce meses, el Ayuntamiento no ha revisado el 30% de las incidencias reportadas por la ciudadanía en materia de abastecimiento.

Las estadísticas oficiales son del propio Consistorio: el 30% de los avisos que los vecinos y vecinas del municipio se molestan en hacer llegar a los responsables municipales caen en el olvido, ni siquiera se han revisado en los últimos doce meses. Entre estos avisos, destacan los referidos a tuberías rotas o salideros de agua potable.

El 30% de los avisos ciudadanos sobre abastecimiento no se revisa.

Esta situación contrasta con las obras de urgencia que se están llevando a cabo a lo largo de todo el paseo marítimo de Rincón y La Cala para paliar los efectos de la sequía. Unas obras planificadas tardíamente que acumulan retrasos, perjudicando la actividad económica del municipio en pleno inicio de temporada turística a las puertas de la Semana Santa, y que han propiciado la pérdida de muchos litros de agua potable en La Cala del Moral con la rotura por error de una de las conducciones.

No es la primera vez que este desaprovechamiento de agua se produce en el núcleo de La Cala. Ya durante las polémicas obras de cambio de acerado y la precipitada tala de casi un centenar de árboles de la Avenida de Málaga se produjo otra rotura, perdiéndose una gran volumen de metros cúbicos de agua potable.

Rotura de una tubería de agua potable en La Cala del Moral.

El alcalde Francisco Salado (PP) asegura que las pérdidas de agua potable por fugas rondan el 20% en el municipio, según datos facilitados por la propia empresa adjudicataria del servicio, Hidralia. El mismo regidor aseguró esta misma semana, que con las obras de urgencia se está aprovechando al fin para la retirada de varias de las tuberías de fibrocemento de los cerca de 50 kilómetros de conducciones de este material cancerígeno con que cuenta Rincón, según el último dato facilitado por fuentes municipales.