Hoy ha tenido lugar la sesión de investidura en la que Francisco Salado (PP) ha salido reelegido alcalde de Rincón de la Victoria. La ceremonia cumplía con el guión escrito de antemano, incluidos los 13 votos a favor para Salado (8 de PP, 2 de Ciudadanos, 2 de PMP y 1 de Vox), hasta que el nuevo portavoz del PP Borja Ortiz ha roto el clima de concordia y mano tendida por todas las personas que han intervenido en el acto, lanzando acusaciones persecución a empleados públicos por parte del cuatripartito que arrancara la legislatura pasada, en el que también estaba incluido su socio de gobierno José Mª Gómez Muñoz (PMP).
El candidato de Izquierda Unida (IU) a la alcaldía, Enrique Bonilla, ha anunciado hoy la renuncia a su acta de concejal, quedando así la portavocía en la número 2, Rocío Calderón, y entrando como edil el siguiente en lista, José Luis Gómez. En la nota de prensa, que incluye unas sentidas líneas de Bonilla, se motiva la decisión en una cuestión de «incompatibilidad laboral». Se adjunta también una carta del candidato en la que se disculpa. Y hace bien, porque buena parte del electorado seguramente sienta que no le faltan motivos para pedir perdón.
La noche electoral, José Mª Gómez Muñoz y el resto de su equipo de Por Mi Pueblo (PMP) se las prometían muy felices: habían obtenido tres concejales y parecían ser imprescindibles para que el Partido Popular (PP) pudiera cerrar un gobierno estable. Sin embargo, la pérdida de un edil de PMP después de que tanto PP como IU denunciaran ante la Junta Electoral diversas irregularidades en el escrutinio, ha dejado a los Gómez Muñoz en una situación absolutamente prescindible, cercados por los cordones sanitarios que tanto Vox como Ciudadanos han puesto en torno a la figura del conocido como ‘Pepín’, según Diario Sur.
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